30+1 años de medicina.

Tricicle llega a los 30 y (ó +) 1. Desemboca en Garrick. Viene al Principal. Viene al pelo. Tricicle llega, sin triciclo, con carricoche y un taxi que se los lleva al aeropuerto escopetando a la salida del teatro.

El día que el teatro tiene el firme propósito de ser instrumento de la paz mundial, conexión de todas las personas unidas por las artes escénicas y focalizadas en una misma dirección, llega GARRICK, con Tricicle.

En primer lugar, una voz adorable proviniente de una dulce chica que ha aparecido en el escenario, ha leido el manifiesto de Jessica Haahwa y ha dejado al público el buen sabor del "hoy es un gran día para el teatro, y es el mejor día para que estemos aqui". Y han venido los ruidosos que no dicen nada. Se han plantado en frente de todo y de todos. Y sin mueca ni gesto alguno, ya han comenzado a arrancar carcajadas que no han parado en toda la obra.

Y es que, GARRICK viene de un dramaturgo inglés. En la época de la primera Revolución Industrial, con el cambio de vida surgieron las primeras depresiones, y David Garrick, cómico por encima de todo con el que la gente no podía parar de reírse, decía que este método era una solución antidepresiva, fue como dicen, el primer "risoterapeuta". Y mediante la filosofía de "liberar endorfinas", propósito que el grupo ha dejado claro mediante una proyección, han hecho estallar risas sonoras, silenciosas, histéricas, japonesas, contagiosas, y todas las demás explicadas y sin explicar.

Hora y media que al público se le ha volado, que se ha dejado entre carcajadas y sin darse cuenta. Los momentos en los que los cómicos interactuaban con el público, encendiendo la luz que ha dado vida al "ente oscuro" que representan las butacas, ha propiciado un acercamiento cuyo significado ha sido sin duda un buen rato.

La técnica utilizada por el trío es el "clown", una técnica que llevan tantos años a cuestas, que ellos mismos se tachan de "doctores" y salen a actuar con sus batas blancas como tal. Al mostrar su vulnerabilidad, producen en el público cierta identificación, complicidad y sobre todo risa. Esto abre un espacio para la comunicación y el humor, que entre el clown y el público se retroalimenta. Cuanto más serio y cierto es, más risa provoca.

Sin una escenografía complicada, con más elementos para realizar efectos sonoros que provocaran la sorpresa del público, Tricicle se caracteriza, entre otras cosas, por utilizar las palabras justas, para crear su propio lenguaje escénico.

El público ha comprendido a la perfección este idioma, que el único propósito que tenía era liberar las endorfinas que la gente llevaba reflejadas en forma de sonrisa a la salida.

A sus miembros parece que se les olvidó la sonrisa en el escenario, cuando salieron corriendo hacia un avión que no les permitió atender a aquellos como se esperaban. Un médico nunca se lleva su trabajo a casa.